- Esa maldita zorra de Nana está esperando en la esquina, no pasa un solo día sin que venga
buscarme
- Sí viene a por ti. ¿Pero qué quiere Nana?
- Nana no quiere nada y lo quiere todo. Jamás ha sabido explicarme porqué narices me espera... Simplemente lo hace y cuando aparezco pro la esquina me acompaña a casa, en silencio , con la mirada fija en el suelo. A veces corro, le grito, le digo que no me siga. Ella no contesta y sigue mis pasos. Cuando llego al portal de casa abro la puerta corriendo y la cierro tras de mi para que no entre, no sé qué quiere... subo las escaleras de dos en dos y miro por la ventana, sigue allí, bajo el árbol, mirando al suelo, algunos segundo y luego marcha. Todos creen que Nana no es nadie, que nana no existe y la invento... pero Nana es real, es mi sombra, una sombra blanca delgada , triste...
- Quieres que le diga a Nana que se vaya? Quieres que la amenace? Puedo asustarla.
Nana no se asusta. Nana es el miedo. Nana no va a marcharse por eso yo debo irme, despistarla, y sé, lo sé, que cuando yo me vaya, nana seguirá esperando en la esquina para verme pasar y acompañarme a casa y no se moverá y pasará el tiempo y seguirá en la esquina y un día la encontrarán petrificada en el mismo lugar, cubierta de polvo y telarañas. Y yo lo sabré y la iré a buscar dónde esté para reírme en su cara, para decirle: Nana bien merecido lo tienes porque nadie te dijo que me acompañaras a casa. Y ahora yo ya no tengo casa y ahora ya no existo. Y ahora soy Nana cubierta de polvo y telarañas. Y ahora ni siquiera me acompaño porque no soy, soy nana y no soy. Porque nana nunca ha sido nadie.
domingo, 23 de septiembre de 2007
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